Ionoforesis

La ionoforesis se basa en introducir iones de sustancias activas a través de la piel, gracias a la aplicación de corriente continua de baja intensidad a los tejidos, mediante la colocación de 2 electrodos. El fundamento es que las sustancias iónicas poseen carga eléctrica y tienden a desplazarse hacia el polo de signo contrario, donde son absorbidas a través de la piel. De esta forma se consigue que ciertos medicamentos atraviesen la piel y realicen su efecto en el interior del organismo, evitando su paso por el tubo digestivo y sin necesidad de administrarlos por vía inyectable.


Los fármacos utilizados, de los que depende el efecto del tratamiento, se pueden ionizar en solución acuosa y, si están en forma soluble, se pueden aplicar directamente en la esponja. Los liofilizados se deben diluir con agua destilada antes de aplicarlos del mismo modo.

Es indispensable conocer con anterioridad la concentración correcta y la polaridad del medicamento para colocarlo en la esponja del electrodo con la misma carga, si no se trata de una sustancia anfótera (sin polaridad). Además, una concentración demasiado elevada puede provocar irritaciones cutáneas y, por el contrario, una concentración demasiado baja puede tener una preponderancia de iones parásitos, depositados en la piel o en las esponjas que no se han limpiado bien.


El efecto del tratamiento con ionoforesis está estrechamente relacionado con:

  • El tipo de fármaco aplicado 
  • La cantidad efectiva que atraviesa la piel 
  • La intensidad de la corriente
  • La duración de la aplicación 
  • La concentración de la solución  
  • La dimensión de la superficie del electrodo 

Las aplicaciones, que se emplean en varios campos de la medicina, están indicadas en los tratamientos de patologías que afectan estructuras no profundas y sin abundante revestimiento de tejido muscular y adiposo, como codo, mano, pulso, rodilla, hombro, zona cervical y tibio-társica obteniendo, según el fármaco, un efecto antálgico, antiinflamatorio, antiedémico o miorelajante.(ver los fármacos en la Tabla de abajo).


(Hacer click en la imagen para ampliar)


La solución debe estar al 1 o 2% para sustancias poco potentes o incluso se emplean concentraciones al 1 por mil en sustancias más potentes, que se empapa sobre una gasa. En el caso de aplicar pomadas o geles basta con aplicarlo en la piel del paciente y recubrirlas con una gasa humedecida.

Algunos aspectos a tener en cuenta:
  • Hay que conocer la polaridad de los iones que vamos a introducir para colocarlo bajo el electrodo de la misma polaridad. 
  • La piel del paciente debe examinarse con atención y descartar la aplicación en casos de alteración de la sensibilidad, heridas, etc.
  • Los electrodos se denominan activos al que porta el medicamento e indiferente al que no. 
  • La cantidad de iones que introducimos es directamente proporcional a la densidad de la corriente y el tiempo de la corriente también influye de manera que cuanto mayor sea, más iones vamos a trasferir.
  • En cuanto a la intensidad, debe suministrarse paulatinamente empezando por intensidades bajas, controlando cada varios minutos la tolerancia del paciente y sin cambiar la polaridad durante la aplicación. Se suelen usar densidades de 0,1 a 0,5 mA/cm2 con una duración que puede oscilar entre 5 y 10 minutos de tratamiento.
  • En ningún caso, el paciente debe notar sensación de quemazón o dolor.


Indicaciones 

Están ligadas a los efectos del medicamento que utilicemos y a los efectos de la corriente galvánica. Las acciones más importantes son:

  • analgésica 
  • antiinflamatoria
  • vasodilatación 
  • vasoconstricción 
  • cicatricial
  • relajante muscular 
  • etc. 


Algunos ejemplos de aplicación son:

  • Dolores de tipo crónico
  • Afecciones inflamatorias de carácter local
  • Miositis calcificantes
  • Neuritis causadas por herpes Zoster

Contraindicaciones 

Son las correspondientes de la corriente galvánica (embarazadas, tromboflebitis, marcapasos, zonas anestesiadas, con hematomas o isquémicas, tumores, etc) además de posibles alergias o intolerancia al tipo de medicamento que utilicemos para el tratamiento.