Hepa-IC: el nuevo marcador del Carcinoma Hepatocelcular (HCC)

En la lucha contra enfermedades hepáticas (hepatitis, cirrosis y cáncer) está demostrado que lo más eficaz para poder conseguir la cura de un paciente es determinar de manera temprana la enfermedad y poder medir la efectividad del tratamiento desde su inicio. 

Recientemente se ha identificado un nuevo marcador tumoral para hepatocarcinoma: las variantes del Antígeno del Carcinoma de Células Escamosas (SCCA). Se ha encontrado que en los pacientes con enfermedades hepáticas, el hígado produce esta sustancia que se puede detectar en el suero de la sangre. 




El HEPA-IC es un kit con el que se puede realizar un sencillo análisis de sangre para cuantificar los niveles de SCCA en el suero del paciente. El aporte principal del HEPA-IC al sistema sanitario es el cribado de pacientes con enfermedades hepáticas de la siguiente manera:

  • pacientes no críticos: la probabilidad de desarrollar hepatocarcinoma en menos de un año es prácticamente nula. A estos pacientes solo es necesario realizarles un seguimiento anual para saber su estado.
  • pacientes semicríticos: en este caso la probabilidad es mayor pero no entra dentro del grupo de riesgo. Un control cada seis meses nos determina la evolución de la enfermedad.
  • pacientes críticos: el riesgo de desarrollar un cáncer hepático en menos de un año es muy elevada, por lo que el tratamiento debe comenzar de manera inmediata. 
  • pacientes en tratamiento: el HEPA-IC nos ayuda en la medición de la efectividad del tratamiento ya que, comparando el histórico de los valores de concentración de SCCA, se monitoriza si el tratamiento que se está aplicando es efectivo o no, consiguiendo así un tratamiento más adecuado en función del paciente. 
  • prioridad de tratamiento: permite clasificar a los pacientes y priorizar aquellos en los cuales el tratamiento es más urgente en función de la gravedad de la enfermedad hepática.


Esta capacidad de ajustar y priorizar los tratamientos a los pacientes del HEPA-IC permite administrar de manera más eficaz los recursos económicos, ya que se evita tratar a un gran número de pacientes a la vez y tratamientos costosos sin ninguna efectividad.


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