Hepatitis C


En España 800.000 personas (un 2% de la población) padecen hepataitis C y en torno al 80% no lo sabe y muchos otros no quieren que se sepa que están contagiados, por miedo al estigma y la discriminación. 


¿Qué es la hepatitis C?

La hepatitis C es una de las enfermedades hepáticas virales más frecuentes y está causada por el virus de la hepatitis C (VHC), que produce la inflamanción del hígado. Esta inflamación puede causar que el hígado no funcione adecuadamente y que se vaya deteriorando con el tiempo (Fibrosis F1-F3 | Cirrosis | Cáncer) generando múltiples complicaciones, pudiendo llegar a destruirlo.

Complicaciones de la cirrosis:
  • Hemorragia por varices
  • Encefalopatía
  • Ascitis
  • Hepanocarcinoma

Factores de riesgo para padecer cáncer de hígado
  • Consumo elevado de alcohol
  • Diabetes
  • Obesidad
  • Síndrome metabólico




¿Cómo se contagia?

El virus se transmite por vía parenteral, es decir, a través del contacto directo entre la sangre de una persona infectada y la sangre o las mucosas de otra persona. Muchos infectados no saben cómo adquirieron el virus, esto que puede parecer difícil sucede en muchos casos:
  • Transfusiones sanguíneas realizadas antes de 1992 (La hepatitis C se identificó en 1989, pero no se desarrollaron pruebas de cribado hasta unos años después. Por eso, si has recibido una transfusión de sangre antes de 1992, quizá hayas estado expuesto al virus de la hepatitis C)
  • Instrumental infectado en intervenciones de hemodiálisis, tatuajes, piercings, acupuntura, dentistas, peluquería, manicura, consumo de drogas inyectables o muchos otros.
  • Nacidos de madres infectadas con hepatitis C
  • Por transmisión sexual en prácticas de riesgo

¿Cuáles son los síntomas?

La mayoría de personas no presenta síntomas hasta que el hígado está ya muy deteriorado, por lo que la enfermedad puede pasar de ser percibida durante años

Generalmente, el paciente no presenta síntomas durante la primera infección. Sólo 15 de cada 100 personas presentan síntomas sugestivos de enfermedad en el hígado. Para la mayoría de ellos, la enfermedad pasa desapercibida.

Algunas personas pueden presentar 
  • náuseas y vómitos
  • orina turbia
  • fatiga
  • fiebre
  • hinchazón abdominal
  • cansancio
  • falta de apetito
  • náuseas
  • ictericia

¿Cuáles son las diferencias entre hepatitis C aguda y crónica?

Infección aguda: La presencia de síntomas clínicos y elevación de las transaminasas durante menos de seis meses.

Infección crónica: El 80% de los infectados tienen presencia del virus por más de 6 meses tras la infección y la inflamación evoluciona a fibrosis (cicatriz que produce endurecimiento del interior del hígado) y el consiguiente descenso de su correcta actividad. La inflamación puede evolucionar a cirrosis (2-20%) y hasta desembocar en cáncer hepático (3%). Este proceso es variable y puede tardar menos de 10 o más de 30 años. El 6% pueden sufrir descompensación hepática y un 3% pueden fallecer.

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Pruebas y exámenes

Muchos se enteran a través de análisis rutinarios  al descubrir las transaminansas altas. Sin embargo, se hacen exámenes de sangre para verificar si hay hepatitis C:
  • Enzimoinmunoanálisis (EIA) para detectar anticuerpos contra la hepatitis C.
  • Análisis del ARN para hepatitis C con el fin de medir los niveles del virus (carga viral).

Todas las personas nacidas entre 1945 y 1965 (la generación del "boom de la natalidad")  se deben hacer el examen único para hepatitis C.

Se hacen pruebas genéticas para verificar el tipo de la hepatitis C (genotipo). Existen seis tipos del virus (genotipos del 1 al 6). Los resultados de los exámenes le pueden ayudar a su proveedor de atención médica a escoger el mejor tratamiento para usted.

Los siguientes exámenes se hacen para identificar y monitorear el daño hepático a causa de la hepatitis C:

  • Nivel de albúmina
  • Pruebas de la función hepática
  • Tiempo de protrombina
  • Biopsia del hígado 


¿Cuál es el tratamiento?

El tratamiento es una combinación de medicamentos que se toman durante varios meses. El objetivo es la eliminación del virus y su éxito depende del estadío de la enfermedad, siendo muy importante el diagnóstico temprano. También es muy importante la adherencia y tomar los tratamientos completos, que no están excentos de efectos adversos.

Hay que dejar claro que se puede eliminar el virus y por tanto curar la enfermedad por eso es fundamental tratar pronto, aunque no haya síntomas, para aumentar las posibilidades de éxito.

Con las nuevas terapias se ha aumentado mucho la probabilidad de curación y se han reducido los tiempos de tratamiento.

Un diagnóstico prematuro y un tratamiento de la hepatitis C puede reducir el riesgo de tener cáncer de hígado. Cuanto más informada esté la gente menor será la posibilidad de contagio y mayor la posibilidad de curación 


Grupos de apoyo

Unirse a un grupo de apoyo puede ayudar a aliviar el estrés de padecer hepatitis C. Además, las asociaciones de pacientes son la primera línea de información para los afectados, estas crean un “lugar de apoyo” para quienes necesiten hablar con otras personas que pasen por circunstancias similares y ofrecer información acerca de las posibilidades de curación.